MARUJA MALLO | ![]() |
| Maruja Mallo fue una de las artistas más influyentes de la Generación del 27, destacando en el cubismo y el surrealismo. Su éxito y reconocimiento en un mundo artístico dominado por hombres la convertían en una figura desafiante. |
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Disfrutó desafiando los cánones establecidos, burlándose de mitos, ignorando viejas costumbres y profanando dogmas sagrados. No dudó ni un segundo en romper, con total audacia, creencias, normas y preceptos. Lo hizo siempre y en todos los lugares. Ya fuera en España o en América, el continente que la recibió durante muchas décadas de exilio. Maruja Mallo fue un huracán, un símbolo no solo de un movimiento pictórico específico, sino también de una época llena de convulsiones y rebeldías. Fue innovadora y desafiante. Fue valiente y se posicionó en las trincheras de un feminismo decidido a eliminar las discriminaciones hacia las mujeres. Recibió aplausos y homenajes. También fue temida. Se convirtió en un referente y modelo a seguir. Fue heterodoxa, única y provocadora. Fue lo que quiso ser. En resumen, fue… Maruja Mallo. El mensaje de empoderamiento para las mujeresCon la llegada de la democracia durante la II República española, se abrieron nuevas oportunidades para la libertad, la esperanza, el campo, el trabajo y la cultura. Un profundo deseo de revolución invadió las fábricas, el campo, las calles, el arte y la educación. Mientras la presencia femenina se iba normalizando poco a poco en el ámbito público, la sociedad se cuestionaba cómo debería ser una mujer, qué significa ser mujer. El Gobierno podía secularizar las relaciones familiares, pero el patriarcado tiene sus propios ritmos y formas y la vida de Maruja Mallo es un ejemplo de ello. Maruja Mallo destacó como una pintora excepcional y fue una firme defensora de la igualdad de género. A través de su trabajo, comunicó un mensaje impactante sobre el empoderamiento femenino, indagando en la identidad y la vivencia de las mujeres en una sociedad que frecuentemente las ignoraba. Su arte se transformó en un instrumento de reivindicación, animando a las mujeres a ocupar su lugar en el mundo y a expresarse sin temor. Entre 1922 y 1926 estudia en la Academia de San Fernando de Madrid donde formó un grupo singular que incluía a figuras tan destacadas como como Salvador Dalí, María Zambrano, Federico García Lorca o Luis Buñuel. Junto a Lorca, Buñuel y la también pintora Margarita Manso vivió una de las anécdotas que marcarían su vida.
En aquella época, salir a la calle sin sombrero era considerado un acto transgresor cercano al delito, especialmente si se era mujer. Este acontecimiento dio origen al colectivo de mujeres vanguardistas que incluía a Concha Méndez, María Zambrano, Ernestina de Champourcín, María Teresa León, Josefina de la Torre, Rosa Chacel, Margarita Gil Rösset, Margarita Manso y Maruja Mallo, entre otras. Estas mujeres exigieron su autonomía e independencia, así como una formación intelectual igualitaria con respecto a los hombres. Se dedicaron a diversas disciplinas como la pintura, la novela, la escultura, la poesía, la ilustración y el pensamiento, plasmando en sus obras los nuevos ideales de modernidad con una actitud innovadora y abierta. A algunas de ellas, como Rosa Chacel o María Zambrano, les gustaba asistir a conferencias académicas para plantear preguntas comprometidas o contemplar desde los escaparates lo que sucedía en el interior de las tabernas con mirada burlona, en un momento en el que la entrada de las mujeres a estos espacios estaba prohibida. Todas ellas articularon un poderoso mensaje de empoderamiento que en Maruja Mallo también impregnó parte de su obra. Transgresora, libre e independienteLa España que vio nacer a Maruja Mallo no estaba preparada para una mujer tan libre e independiente como ella. Transgresora en su forma de vivir, Maruja Mallo generaba asombro e indignación en una sociedad incapaz de no escandalizarse ante sus provocaciones. Aunque a ella poco le importaba. Su pecado original era ser libre, y su gran talento, el de romper con todos los esquemas y convenciones. A Maruja Mallo no le importaban en absoluto los rumores y habladurías de la gente escandalizada con la que se cruzaba. Ella iba muy por delante de su tiempo y lo último que deseaba era detenerse ante chismes casi medievales. Ella, que se consideraba parte de la revolución y de los cambios que consideraba esenciales, que usaba los pinceles y el dibujo como herramientas para construir una sociedad más justa pronto se dio cuenta de que chocaba de frente con personas que, en su gran mayoría, formaban un pueblo muerto, petrificado. Con su estética fuera de convencionalismos y su arrolladora personalidad, logró romper las cuerdas de la hegemonía que la mantenían atada, como mujer, a su hogar y a sus labores, ganándose un merecido lugar en el mundo del arte del siglo XX, hasta convertirse en una de las figuras más representativas de la Generación del 27 y en una de los grandes exponentes internacionales del surrealismo. Republicana convencida, siempre se mostró así: viva representación de la mujer libre que no rendía cuentas a nadie y que no dudaba en montar en bici cuando aún estaba mal visto. En otra ocasión, un grupo de amigos y amigas se dirigió al monasterio de Silos para escuchar cantos gregorianos, pero la entrada a las mujeres estaba prohibida en la iglesia así que se puso una chaqueta como pantalón, cubrió su cabeza con una gorra y entró. Maruja Mallo siempre encontró la manera de superar los obstáculos que se le presentaban en su camino.
El nombre de Maruja Mallo simboliza el arte en su totalidad. Fue una mujer que luchó durante toda su vida para que su obra fuera valorada. Era consciente de la desigualdad social que relegaba a las mujeres a un segundo plano, por lo que mantuvo una actitud desafiante ante lo que consideraba injusto. Era un espíritu libre a quien las convenciones y tradiciones no podían detener. María Zambrano decía sobre ella:
Lo moderno para Maruja Mallo representaba el futuro, un futuro donde las diferencias de género, tan arraigadas, no deberían tener cabida. Disfrutó de la vida y de las diversiones, pero su obra revela que era una artista muy disciplinada. Es importante señalar que desde muy joven vivió de la pintura. En los años 30, viaja a París y su exposición tiene un gran éxito. André Breton adquiere una de sus obras, ya que su pintura simboliza el surrealismo, del cual él es el máximo exponente. Regresa a Madrid y pasa de un compromiso personal a uno político, participando activamente en las Misiones Pedagógicas y se traslada a Arévalo (Ávila) para impartir clases de dibujo en el Instituto Elemental de Enseñanza Media, plaza que había obtenido mediante oposición, y para promover allí las ideas republicanas. Durante la celebración de Todos los Santos, observó cómo las mujeres de Arévalo, ataviadas de negro perpetuo, se dirigían en fila como un torrente de hormigas hacia el cementerio. Le causaba una profunda repulsión que la sociedad de su época estuviera bajo el control de la Iglesia, a la que ella llamaba la santa mafia. Y un día, sin pensarlo dos veces, decidió llevar a cabo un gesto absurdo e inútil, pero que le permitiera, a su manera, romper con el mundo en el que vivía: ¡montada en bicicleta, se adentró en el altar mayor de una iglesia mientras se oficiaba misa! En esos breves instantes, se dio cuenta de que estaba a años luz de aquel sacerdote que murmuraba oraciones en un idioma de épocas pasadas y de aquellas personas que decían amén a todo. Se sintió distante de sus mitos y rituales, de sus comportamientos y costumbres, de sus maneras de entender la vida… Y regresó en bicicleta por el pasillo central de la iglesia para volver a la calle. Cuando comenzó la Guerra Civil española, Maruja Mallo estaba en Galicia, su tierra natal. Afortunadamente, la artista pudo escapar a Lisboa, donde fue acogida por la poeta y Premio Nobel Gabriela Mistral, quien en ese momento era embajadora de Chile en Portugal y consigue embarcarse hacia Buenos Aires. Esta mujer luchadora también triunfa en América, llegando a exponer en Nueva York y nuevamente en París. Su pintura cambia y evoluciona de manera sorprendente. Realiza proyectos y experimenta con nuevos materiales. La atracción que sentía por el mar renace con fuerza, y las estrellas de mar, las algas… están presentes en su pintura. Maruja Mallo es una persona en constante evolución, que nunca se acomodará en su vida, ya que considera que eso sería un peligro para su creatividad. La falta de reconocimiento de Maruja MalloA pesar de su indiscutible talento y su valiosa contribución al mundo del arte, Mallo fue injustamente ignorada durante su vida. Frecuentemente relegada a un segundo plano en comparación con sus colegas masculinos, su obra cayó en el olvido por un tiempo, hasta que en los últimos años ha empezado a recibir el reconocimiento que realmente merece. Este fenómeno es algo que muchas mujeres artistas de su época han experimentado. Maruja Mallo nunca se adaptó bien al panorama cultural de su tiempo, lo que explica por qué ni ella ni su obra fueron valoradas. Vitalista hasta el final de sus días, participó en algunos eventos de la Movida madrileña de los ochenta. Poco conocida muchas personas la consideraban simplemente una anciana excéntrica y solo después de su muerte logró obtener reconocimiento institucional y artístico. Maruja Mallo falleció en Madrid el 6 de febrero de 1995, después de haber dedicado toda su vida al arte y habiéndose convertido en la pintora española más importante del siglo XX, a la altura de coetáneas de otros lugares del mundo como Frida Kahlo o Georgia O Keeffe. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía cuenta con varios de los cuadros de la pintora gallega
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MARUJA MALLO
EL ARTE NO REPRODUCE AQUELLO QUE ES VISIBLE SINO QUE HACE VISIBLE AQUELLO QUE NO SIEMPRE LO ES
Maruja Mallo fue una de las artistas más influyentes de la Generación del 27, destacando en el cubismo y el surrealismo. Su éxito y reconocimiento en un mundo artístico dominado por hombres la convertían en una figura desafiante.
Disfrutó desafiando los cánones establecidos, burlándose de mitos, ignorando viejas costumbres y profanando dogmas sagrados. No dudó ni un segundo en romper, con total audacia, creencias, normas y preceptos. Lo hizo siempre y en todos los lugares. Ya fuera en España o en América, el continente que la recibió durante muchas décadas de exilio. Maruja Mallo fue un huracán, un símbolo no solo de un movimiento pictórico específico, sino también de una época llena de convulsiones y rebeldías.
Fue innovadora y desafiante. Fue valiente y se posicionó en las trincheras de un feminismo decidido a eliminar las discriminaciones hacia las mujeres. Recibió aplausos y homenajes. También fue temida. Se convirtió en un referente y modelo a seguir. Fue heterodoxa, única y provocadora. Fue lo que quiso ser. En resumen, fue… Maruja Mallo.
El mensaje de empoderamiento para las mujeres
Con la llegada de la democracia durante la II República española, se abrieron nuevas oportunidades para la libertad, la esperanza, el campo, el trabajo y la cultura. Un profundo deseo de revolución invadió las fábricas, el campo, las calles, el arte y la educación. Mientras la presencia femenina se iba normalizando poco a poco en el ámbito público, la sociedad se cuestionaba cómo debería ser una mujer, qué significa ser mujer. El Gobierno podía secularizar las relaciones familiares, pero el patriarcado tiene sus propios ritmos y formas y la vida de Maruja Mallo es un ejemplo de ello.
Maruja Mallo destacó como una pintora excepcional y fue una firme defensora de la igualdad de género. A través de su trabajo, comunicó un mensaje impactante sobre el empoderamiento femenino, indagando en la identidad y la vivencia de las mujeres en una sociedad que frecuentemente las ignoraba.
Su arte se transformó en un instrumento de reivindicación, animando a las mujeres a ocupar su lugar en el mundo y a expresarse sin temor.
Entre 1922 y 1926 estudia en la Academia de San Fernando de Madrid donde formó un grupo singular que incluía a figuras tan destacadas como como Salvador Dalí, María Zambrano, Federico García Lorca o Luis Buñuel. Junto a Lorca, Buñuel y la también pintora Margarita Manso vivió una de las anécdotas que marcarían su vida.
Un día se nos ocurrió quitarnos el sombrero porque decíamos que parecía que estábamos congestionando las ideas y, atravesando la Puerta del Sol, nos apedrearon llamándonos de todo.
En aquella época, salir a la calle sin sombrero era considerado un acto transgresor cercano al delito, especialmente si se era mujer. Este acontecimiento dio origen al colectivo de mujeres vanguardistas que incluía a Concha Méndez, María Zambrano, Ernestina de Champourcín, María Teresa León, Josefina de la Torre, Rosa Chacel, Margarita Gil Rösset, Margarita Manso y Maruja Mallo, entre otras. Estas mujeres exigieron su autonomía e independencia, así como una formación intelectual igualitaria con respecto a los hombres. Se dedicaron a diversas disciplinas como la pintura, la novela, la escultura, la poesía, la ilustración y el pensamiento, plasmando en sus obras los nuevos ideales de modernidad con una actitud innovadora y abierta.
A algunas de ellas, como Rosa Chacel o María Zambrano, les gustaba asistir a conferencias académicas para plantear preguntas comprometidas o contemplar desde los escaparates lo que sucedía en el interior de las tabernas con mirada burlona, en un momento en el que la entrada de las mujeres a estos espacios estaba prohibida.
Todas ellas articularon un poderoso mensaje de empoderamiento que en Maruja Mallo también impregnó parte de su obra.
Transgresora, libre e independiente
La España que vio nacer a Maruja Mallo no estaba preparada para una mujer tan libre e independiente como ella. Transgresora en su forma de vivir, Maruja Mallo generaba asombro e indignación en una sociedad incapaz de no escandalizarse ante sus provocaciones. Aunque a ella poco le importaba. Su pecado original era ser libre, y su gran talento, el de romper con todos los esquemas y convenciones.
A Maruja Mallo no le importaban en absoluto los rumores y habladurías de la gente escandalizada con la que se cruzaba. Ella iba muy por delante de su tiempo y lo último que deseaba era detenerse ante chismes casi medievales. Ella, que se consideraba parte de la revolución y de los cambios que consideraba esenciales, que usaba los pinceles y el dibujo como herramientas para construir una sociedad más justa pronto se dio cuenta de que chocaba de frente con personas que, en su gran mayoría, formaban un pueblo muerto, petrificado.
Con su estética fuera de convencionalismos y su arrolladora personalidad, logró romper las cuerdas de la hegemonía que la mantenían atada, como mujer, a su hogar y a sus labores, ganándose un merecido lugar en el mundo del arte del siglo XX, hasta convertirse en una de las figuras más representativas de la Generación del 27 y en una de los grandes exponentes internacionales del surrealismo.
Republicana convencida, siempre se mostró así: viva representación de la mujer libre que no rendía cuentas a nadie y que no dudaba en montar en bici cuando aún estaba mal visto. En otra ocasión, un grupo de amigos y amigas se dirigió al monasterio de Silos para escuchar cantos gregorianos, pero la entrada a las mujeres estaba prohibida en la iglesia así que se puso una chaqueta como pantalón, cubrió su cabeza con una gorra y entró. Maruja Mallo siempre encontró la manera de superar los obstáculos que se le presentaban en su camino.
Desde ese día afirmo que soy la primera travestí inversa de la historia de España
El nombre de Maruja Mallo simboliza el arte en su totalidad. Fue una mujer que luchó durante toda su vida para que su obra fuera valorada. Era consciente de la desigualdad social que relegaba a las mujeres a un segundo plano, por lo que mantuvo una actitud desafiante ante lo que consideraba injusto. Era un espíritu libre a quien las convenciones y tradiciones no podían detener. María Zambrano decía sobre ella:
Cometió uno de los errores más destructivos e imperdonables: ser libre
Lo moderno para Maruja Mallo representaba el futuro, un futuro donde las diferencias de género, tan arraigadas, no deberían tener cabida. Disfrutó de la vida y de las diversiones, pero su obra revela que era una artista muy disciplinada. Es importante señalar que desde muy joven vivió de la pintura.
En los años 30, viaja a París y su exposición tiene un gran éxito. André Breton adquiere una de sus obras, ya que su pintura simboliza el surrealismo, del cual él es el máximo exponente. Regresa a Madrid y pasa de un compromiso personal a uno político, participando activamente en las Misiones Pedagógicas y se traslada a Arévalo (Ávila) para impartir clases de dibujo en el Instituto Elemental de Enseñanza Media, plaza que había obtenido mediante oposición, y para promover allí las ideas republicanas.
Durante la celebración de Todos los Santos, observó cómo las mujeres de Arévalo, ataviadas de negro perpetuo, se dirigían en fila como un torrente de hormigas hacia el cementerio. Le causaba una profunda repulsión que la sociedad de su época estuviera bajo el control de la Iglesia, a la que ella llamaba la santa mafia. Y un día, sin pensarlo dos veces, decidió llevar a cabo un gesto absurdo e inútil, pero que le permitiera, a su manera, romper con el mundo en el que vivía: ¡montada en bicicleta, se adentró en el altar mayor de una iglesia mientras se oficiaba misa! En esos breves instantes, se dio cuenta de que estaba a años luz de aquel sacerdote que murmuraba oraciones en un idioma de épocas pasadas y de aquellas personas que decían amén a todo. Se sintió distante de sus mitos y rituales, de sus comportamientos y costumbres, de sus maneras de entender la vida… Y regresó en bicicleta por el pasillo central de la iglesia para volver a la calle.
Cuando comenzó la Guerra Civil española, Maruja Mallo estaba en Galicia, su tierra natal. Afortunadamente, la artista pudo escapar a Lisboa, donde fue acogida por la poeta y Premio Nobel Gabriela Mistral, quien en ese momento era embajadora de Chile en Portugal y consigue embarcarse hacia Buenos Aires.
Esta mujer luchadora también triunfa en América, llegando a exponer en Nueva York y nuevamente en París. Su pintura cambia y evoluciona de manera sorprendente. Realiza proyectos y experimenta con nuevos materiales. La atracción que sentía por el mar renace con fuerza, y las estrellas de mar, las algas… están presentes en su pintura. Maruja Mallo es una persona en constante evolución, que nunca se acomodará en su vida, ya que considera que eso sería un peligro para su creatividad.
La falta de reconocimiento de Maruja Mallo
A pesar de su indiscutible talento y su valiosa contribución al mundo del arte, Mallo fue injustamente ignorada durante su vida. Frecuentemente relegada a un segundo plano en comparación con sus colegas masculinos, su obra cayó en el olvido por un tiempo, hasta que en los últimos años ha empezado a recibir el reconocimiento que realmente merece. Este fenómeno es algo que muchas mujeres artistas de su época han experimentado.
Maruja Mallo nunca se adaptó bien al panorama cultural de su tiempo, lo que explica por qué ni ella ni su obra fueron valoradas. Vitalista hasta el final de sus días, participó en algunos eventos de la Movida madrileña de los ochenta. Poco conocida muchas personas la consideraban simplemente una anciana excéntrica y solo después de su muerte logró obtener reconocimiento institucional y artístico.
Maruja Mallo falleció en Madrid el 6 de febrero de 1995, después de haber dedicado toda su vida al arte y habiéndose convertido en la pintora española más importante del siglo XX, a la altura de coetáneas de otros lugares del mundo como Frida Kahlo o Georgia O Keeffe.
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía cuenta con varios de los cuadros de la pintora gallega


