EMPLEO
Según los datos de la EPA dados a conocer recientemente, la brecha de género en la tasa de empleo se reduce ligeramente, pasando de los 10,53 puntos del tercer trimestre de 2023 a los 9,87 del cuarto trimestre, y continúa el ascenso en el número de mujeres ocupadas, que sigue ampliando su máximo histórico con 9.923.400, si bien su tasa de empleo se reduce ligeramente, pasando del 47,27% del tercer trimestre al 47,26% del cuarto.
De este modo, la brecha de género en la tasa de empleo se acerca a su mínimo histórico de 9,8 puntos, alcanzado en 2013 en el contexto del efecto que la crisis económica tuvo en los sectores más marcadamente masculinizados.
Evolución de la brecha de género en la tasa de empleo
OCUPACIÓN
La reducción de la brecha se explica, por tanto, por la disminución del número y la tasa de hombres ocupados, que han descendido en 64.200, hasta los 11.323.500, como por el crecimiento en 45.200 de las mujeres ocupadas. En el último año, sin embargo, el empleo ha aumentado tanto en hombres, con 345.800 ocupados más, como en mujeres, con un incremento de 437.200.
A pesar de esos datos positivos, destaca la importante reducción del número de mujeres ocupadas a jornada completa, que pasa de 7.926.300 en el tercer trimestre a 7.802.400 1,56 en el cuarto, reducción similar a la de los hombres (que pasan de 10.662.400 a 10.575.200 0,82 empleados a tiempo completo) que, en cambio, supone una proporción de casi el doble de reducción (1,56% menos de mujeres a tiempo completo, frente al 0,82% de reducción en el caso de los hombres).
DESEMPLEO
El aumento del desempleo producido entre el segundo y el tercer trimestre se revierte, con un descenso del total de personas desempleadas marcado sobre todo por el del número de mujeres en paro, con 23.400 paradas menos, frente al descenso de solo 1.200 hombres parados. Así, la tasa de paro femenina disminuye 23 centésimas, mientras que la masculina aumenta 4, quedando en un 13,36% y un 10,30% respectivamente. Con respecto a hace un año también se aprecia un descenso en el desempleo, aquí más marcado en el caso de los hombres en términos absolutos, con un total de 1.300.600 parados, frente a los 1.401.000 del último trimestre de 2022, y de 1.530.000 paradas, frente a las 1.623.000 en el mismo período.
POBLACIÓN ACTIVA
Para comprender lo que significan estos datos, es fundamental, en el caso de las mujeres, ponerlos en contexto de las cifras de la denominada “actividad” (referida únicamente a la actividad llevada a cabo en el empleo remunerado), pues, debido a la persistencia de la división sexual del trabajo y a las mayores dificultades de acceso y permanencia en el mercado laboral de las mujeres, se mantiene una proporción marcadamente mayor de mujeres que de hombres que no tienen ni buscan un empleo.
No obstante, si por una parte el aumento que venía siendo sostenido en el total de población activa ha pasado, en el cuarto trimestre, a mostrar un retroceso en 43.600 personas, por otra, es justamente en el número de mujeres activas donde se mantiene la tendencia al crecimiento. Así, la reducción de 65.300 hombres activos se compensa, aunque solo parcialmente, con el aumento de 21.800 mujeres.
Sin embargo, la tasa de actividad femenina desciende desde el 54,70% del trimestre anterior al 54,55% de este, lo cual, no obstante, no impide que se produzca una ligera disminución de la brecha entre las tasas de actividad masculina y femenina (de 9,71 a 9,14 puntos) debida, a su vez, a la reducción de la tasa de actividad masculina desde el 64,41% hasta el 63,69%.
Evolución de la tasa de actividad
Si observamos la evolución de las tasas de actividad masculina y femenina, se aprecia claramente una tendencia a la reducción de la brecha de género producida por el descenso en la tasa masculina y el ascenso en la femenina.
En conclusión, los datos de la EPA del cuarto trimestre de 2023 son a grandes rasgos positivos, en lo que respecta a la reducción de la brecha de género en la ocupación no se observa una tendencia constante, como sí lo es la menor proporción de mujeres empleadas a tiempo completo, por lo que es imprescindible continuar trabajando en la corresponsabilidad y redistribución del trabajo de cuidados y en los sesgos y estereotipos de género que puedan estar en la base de la persistente menor permeabilidad del mercado laboral al acceso y la permanencia de las mujeres.