Cada 26 de abril, desde 2008, se celebra en nuestro país el Día de la visibilidad lésbica.
El cuestionamiento del modelo patriarcal heteronormativo que supone la existencia de las mujeres lesbianas ha conllevado una fuerte represión que ha operado, fundamentalmente, ocultando, silenciando e invisibilizando a todo el colectivo.
Esta falta de visibilidad y de referentes es uno de los principales mecanismos de exclusión y discriminación que enfrentan las mujeres lesbianas, constituyendo una forma de rechazo a la diversidad de orientaciones sexuales, pero también a la diversidad existente entre las propias lesbianas, reforzando, cuando existe, un modelo estereotipado único de serlo.
Aunque la reciente incorporación de la educación en diversidad sexo-afectiva en el currículo educativo y la aprobación de la Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, permiten ser optimistas en este aspecto, debemos recordar que la aceptación de esta diversidad no se puede dar por consolidada, teniendo en cuenta, por ejemplo, cómo se ha excluido y vuelto a incluir a las mujeres lesbianas (y a las madres solteras) en la cobertura pública de la reproducción asistida, o como, en países de nuestro entorno, directamente se viven retrocesos, como en Italia, donde se ha comenzado a solicitar la eliminación de la madre no gestante en las actas de nacimiento de hijas e hijos de madres lesbianas.
Debemos seguir trabajando para consolidar los avances existentes y para llegar a conseguir que transgredir los cánones patriarcales no conlleve discriminación y violencia, para que la diversidad sea realmente aceptada como un valor y para que las mujeres lesbianas no tengan que ocultarse ni sean invisibilizadas nunca más.
Una vida libre es una vida visible.
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