Hoy, 23 de septiembre, recordamos la urgencia de visibilizar y combatir una de las más graves violaciones a los derechos humanos: la trata y explotación sexual de mujeres, niñas y niños.
Esta fecha, instaurada en 1999 por la Conferencia Mundial de la Coalición Contra el Tráfico de Personas en coordinación con la Conferencia de Mujeres que tuvo lugar en Dhaka (Bangladesh), conmemora la promulgación de la Ley 9.143 (“Ley Palacios”) el 23 de septiembre de 1913 en Argentina, primera norma en el mundo contra la prostitución infantil.
Este día es un llamado a la acción para los gobiernos, la sociedad civil y ciudadanía en su conjunto, con el fin de unir esfuerzos para erradicar esta forma de esclavitud.
Es también una oportunidad para reflexionar sobre las causas estructurales que perpetúan estas formas de violencia. Si algo destaca en la trata de personas en general, y en la explotación sexual en especial, es sus hondas raíces en la desigualdad de mujeres y hombres. Según datos del Informe Global de Trata de Personas 2022 elaborado por la de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC):
- La explotación sexual continúa siendo uno de los principales fines de la trata, representando el 38,7% de los casos identificados.
- El 60% de las más de 51.000 víctimas de trata registradas a nivel global son mujeres y niñas.
- El 91% de las víctimas de explotación sexual son mujeres y niñas.
En España, según el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, en 2023 el 97,6% de las víctimas de trata con fines de explotación sexual son mujeres y niñas.
Estos datos, que pueden completarse con los del Macroestudio sobre trata, explotación sexual y prostitución de mujeres del Ministerio de Igualdad, subrayan la dimensión de género en esta grave violación de los derechos humanos que afecta de manera desproporcionada a las mujeres y niñas. Por ello, no se puede combatir si no se hace desde la consideración del enfoque de género en todas las esferas de política pública y responsabilidad: medidas judiciales y policiales para perseguir de manera efectiva los entramados y estructuras criminales, medidas de coordinación interinstitucional, medidas de sensibilización para acabar con la tolerancia social frente a la trata y explotación sexual, en especial dirigidas a los hombres (usuarios mayoritarios de esta esclavitud), y sobre todo, medidas de protección, apoyo y reparación a las supervivientes.
Por sus derechos, por justicia: actuemos hoy, y todos los días.
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