Hoy, 15 de octubre, se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Más de 4,7 millones de mujeres residen en nuestro país en localidades con menos de 10.000 habitantes, y las estadísticas de diversas fuentes oficiales evidencian que enfrentan una doble discriminación: por un lado, la desigualdad de género; por otro, la que resulta de las limitadas oportunidades educativas y laborales en comparación con aquellas mujeres que viven en áreas urbanas.
En pleno siglo XXI, las desigualdades de género continúan siendo un desafío que impacta a numerosas mujeres en todos los ámbitos. Sin embargo, en las áreas rurales, esta desigualdad es aún más pronunciada que en las urbanas.
Desde la publicación en 2011 del primer informe titulado «Diagnóstico de la Igualdad de Género en el Medio Rural», se ha evidenciado que las mujeres quieren permanecer en el entorno rural y desarrollar allí sus proyectos, tanto a nivel personal como profesional. A pesar de esta realidad, la persistencia del rol y los estereotipos género genera una gran desigualdad. Por ejemplo, se observa una prevalencia de los varones como titulares de las explotaciones agrarias, la persistencia de una brecha salarial significativa y, sobre todo, la creencia arraigada y el pretexto tácito de que las mujeres deben asumir las responsabilidades del hogar. Todo esto contribuye a una profunda desigualdad social entre hombres y mujeres.
Análisis de la desigualdad en el ámbito rural
¿Qué entendemos por medio rural? ¿Qué extensión de territorio abarca? ¿Cuántas personas residen en él? ¿Y cuántas de ellas son mujeres? ¿Cómo de profunda es la desigualdad entre hombres y mujeres? ¿Qué cambios se han producido en los últimos años? Estas preguntas tienen respuesta en el Diagnóstico de la igualdad de género en el medio rural (2021), publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y que busca entender el alcance de la desigualdad de género en el entorno rural.
Este estudio, llevado a cabo con una muestra representativa de la población que vive en el medio rural –4.333 entrevistas a población del medio rural hombres y mujeres de entre 20 y 65 años-, ha conseguido recopilar una gran cantidad de información sobre la situación sociodemográfica, las desigualdades de género en el mercado laboral rural y los usos del tiempo, además de investigar la percepción de la calidad de vida y las actitudes frente a estereotipos sexistas. Es el primer estudio sobre relaciones de género en el medio rural a nivel nacional, donde se identifican las principales diferencias en las condiciones de vida entre mujeres y hombres.
El estudio revela datos preocupantes, como el nivel de masculinización en el entorno rural español (111,7 hombres por cada 100 mujeres en el rango de edad de 30 a 49 años), así como el hecho de que las mujeres dedican cinco veces más tiempo a las tareas del hogar y el doble al cuidado de personas dependientes en comparación con los hombres. Estas desigualdades en el uso del tiempo han crecido en la última década, lo que contribuye al éxodo femenino, con las graves consecuencias que esto implica para el medio rural, como la despoblación.
En este estudio también se observan avances positivos, aunque más cautelosos de lo que se esperaría, como el incremento en la tasa de empleo femenino, el aumento de mujeres en posiciones de liderazgo y la proporción de empresarias, así como el hecho de que las jóvenes están cambiando la tendencia y dedican más tiempo al uso de la tecnología que los hombres.
Principales conclusiones del diagnóstico
Respecto a la situación sociodemográfica del entorno rural
El análisis de este estudio revela que en el ámbito rural se siguen observando altas tasas de envejecimiento poblacional. Además, se señala que hay más mujeres que hombres que conviven con personas en situación de dependencia. Predominantemente, son las mujeres quienes asumen el rol de cuidadoras. Se afirma que los datos sobre esta situación han ido en aumento a lo largo de los años.
Por otro lado, se enfatiza la disminución del índice de natalidad, lo que pone en riesgo la sostenibilidad demográfica de muchos núcleos poblacionales rurales.
Por último, se destaca que el éxodo rural sigue siendo mayoritariamente femenino.
En relación al mercado laboral
Este análisis pone de manifiesto el incremento en la participación de las mujeres en el ámbito laboral, con una tasa de empleo femenino del 51,6 %, en comparación con el 49% que se registró en 2011 (último estudio realizado). Además, destaca la disminución de la brecha laboral de género, que ahora presenta una diferencia de 9 puntos porcentuales.
Asimismo, es importante mencionar que, a pesar de la reducción de la brecha salarial de género, las mujeres siguen siendo la mayoría en el grupo de salarios inferiores a 600 euros, mientras que los hombres están más representados en los rangos de sueldos más altos.
Por otro lado, en lo que respecta al empleo, es relevante señalar que, aunque las mujeres han tenido una mayor representación en el sector servicios, este diagnóstico indica que han ganado terreno en otros sectores, como el industrial, donde el estudio atribuye este avance principalmente al peso de la presencia de mujeres en el empleo de la industria manufacturera.
Además, al analizar la segregación horizontal y vertical en el mercado laboral rural, aunque los valores actuales son menos extremos que los de hace diez años, las mujeres siguen liderando los puestos de trabajo a jornada parcial –el 28,0% de las mujeres trabaja a tiempo parcial, en comparación con el 19,7% de los hombres–.
Finalmente, se subraya que el empresariado sigue siendo predominantemente masculino, mientras que las mujeres predominan en los puestos asalariados, aunque las diferencias parecen estar disminuyendo en comparación con hace una década.
En relación a los usos del tiempo
Las disparidades entre hombres y mujeres en cuanto a la utilización del tiempo se reducen en ciertos aspectos, como el ocio y el tiempo libre. No obstante, en otros ámbitos, la asignación diferenciada del rol de género sigue estando completamente vigente en el entorno rural.
De igual manera, este hecho evidencia que son las mujeres quienes siguen asumiendo mayoritariamente las tareas de cuidado familiar y del hogar, lo que incrementa las diferencias con respecto a los hombres.
En cuanto a la percepción de la calidad de vida
En este contexto, este diagnóstico subraya que la percepción de la calidad de vida en las áreas rurales continúa siendo similar a la del último estudio realizado hace diez años. Resaltando que es fundamental incrementar la oferta de servicios para la población rural con el fin de mejorar la calidad de vida en estos territorios.
Asimismo, en las encuestas realizadas, las mujeres manifiestan un mayor grado de insatisfacción en relación a la cantidad de servicios disponibles para personas dependientes en el medio rural.
Respecto a la permanencia de roles y estereotipos en el entorno rural
En este contexto, el estudio destaca que la mayoría de los estereotipos de género siguen manifestándose con una intensidad notable en el medio rural, lo que representa, sin duda, un gran obstáculo para alcanzar la igualdad de género.
Por otro lado, se menciona que, aunque los resultados pueden evidenciar ciertos avances en términos de igualdad, como la creciente importancia de la vida laboral de las mujeres, en otros aspectos persisten los roles y estereotipos de género profundamente arraigados. Un claro ejemplo de esto son las responsabilidades de cuidado hacia familiares o las tareas del hogar, que en muchos casos siguen siendo asumidas exclusivamente por las mujeres.
Es importante resaltar que la juventud en estos entornos muestra una actitud menos conservadora, lo que nos lleva a reflexionar y a pensar que, aunque de manera lenta, la sociedad está cambiando, lo que nos brinda un futuro más esperanzador en la búsqueda de la igualdad real.
Desafíos y oportunidades para la Igualdad
Una lectura cuidadosa y el análisis de los resultados del diagnóstico nos muestran que, aunque se observa una reducción de la brecha de género en algunos aspectos, lamentablemente, la raíz de la desigualdad de género sigue presente en el medio rural. El rol de género, la distribución desigual de tareas, las dificultades para la conciliación, la falta de corresponsabilidad de los varones y las actitudes sexistas en la vida cotidiana son problemas que enfrenta la sociedad en su conjunto y no solo el medio rural. Sin embargo, este informe permite identificar y comprender cómo operan una serie de condicionantes y situaciones específicas que son negativas para las mujeres rurales.
En resumen, se concreta en aceptar que las mujeres desempeñen un trabajo o rol productivo fuera del hogar, siempre que no abandonen su papel doméstico y familiar. Es decir, ellas solo pueden generar un cambio social hacia la igualdad a costa de trabajar cada vez más. Como resultado, se generan dinámicas regresivas en aspectos tan cruciales como la despoblación o la dignidad de las condiciones laborales de las mujeres.
En este sentido, el estudio nos permite identificar elementos específicos que nos indican hacia dónde se deben enfocar los esfuerzos. Este es un objetivo que debemos perseguir, tanto para la sociedad en su conjunto como para el ámbito rural en particular.

